Maldita mano rota. (Rsv. Dom)

¿Desde cuando hay aquí una enfermería? Se preguntaba Miranda. Bueno, debía de ser de siempre, pero ella no se solía meter en líos, así que...

-¿Pero como te has echo esto?- le había dicho la enfermera.- Si tienes una carita de ángel... Bueno, iré a buscar escayola y esas cosas.- dijo, sonriendo.

¿Carita de ángel? Miranda le había devuelto la sonrisa, pero en cuanto la enfermera salió de la estancia, esta se borró de su cara. Le he pegado un puñetazo a alguien... bueno, a un demonio. ¿Que clase de ángel estoy echa?

Todavía entristecida (y dolorida), se acomodó en la camillas de la habitación. Debía de haber unas diez camillas.

-Todo esto no haría falta si los humanos y demás razas se comportaran como es debido, aunque menudo ejemplo doi yo.- susurró. Suspiró, impaciente. Quería irse de allí. De repente, la puerta de entrada se abrió. Miranda, miró quien entraba, esperanzada. Pero no era la anciana enfermera.

Miranda miró con curiosidad al "nuevo" en la enfermería. Igual que ella, parecía no querer estar allí. Como no, la enfermera entró después de él, y en cuanto lo vió, dejó lo que llevaba en las manos y se llevó al chico a una camilla. Le sonaba mucho. A lo mejor iba a su facultad. Pero lo malo, como no, es que iba lleno de golpes. Había estado en una pelea.

Como no.

La enfermera empezó a examinarle los golpes.

-Miranda, cariño, después te arreglo la mano.

-De acuerdo.- dijo ella, acordandose del dolor, otra vez.

Oh, bien, se acuerda de mi... Y yo no de él. Ok, pensemos... Del nombre de pila era imposible acordarse, no iban al mismo curso seguro, pero tenía un apellido algo extraño...

-Creo que algo parecido a lo tuyo... St Thomas.- sonrió. ¡Si! Tengo memoria. Pensó feliz.- Solo que yo me he roto la mano pegando y a ti te han roto la cara.- rió levemente, olvidando un poco su dolor.- ¿Te has metido en una pelea?

La sonrisa de Miranda desapareció.

-Bueno, cuando el demonio más ím... odioso del mundo te besa sin consentimiento... Pues sí, algo impulsiva puedo ser.- ella también movió levemente la mano. Un dolor intenso atravesó su articulación.- Me da a mi que vamos a necesitar más escayola... Menudo golpe te han tenido que dar...- se levantó de la cama y se dirigió hacia él.- Eso no te lo puedo curar, pero, si quieres, lo demás si.

Miranda rió.

-Soy un ángel, sé perfectamene que quieres que te cure...- sonrió. Colocó la mano buena encima del morado de la barbilla.- Quédate quieto...- utilizando... Bueno, ella nunco supo que, empezó a curarlo lentamente. Miranda notaba como algo salía de ella, pero no era para tanto. El morado estuvo curado en poco tiempo.- ¿Te duele? Por que ahora toca la mejilla.

Mirandae miró levemente a los ojos mientras le curaba la mejilla. Si tanto le molesta que le cure, que no se deje...
La herida desapareció del todo. Le sonrió.

-Pues ya está. Ahora le explicas tú a la enfermera que se te ha curado solo, ¿sí? No crep que pueda con el brazo, pero quizá si...- Calla. Carraspeó un poco. Los humanos o similares se volvían locos cuando tenían la oportunidad de ver a un ángel en su forma. Miranda suponía que porque debían de ser bellos, aunque ella ya estaba acostumbrada.- Y eso si que te dolería...- se alejó de él, suponiendo que no querría pasar por el mal trago de que de repente un hueso se moviera de sitio... otra vez. Se sentó de nuevo en su camilla.

-Por cierto, no me habías dicho que eras un híbrido.

-Bueno, tú sabías que era un ángel. Haberme dicho algo de tu condición, ¿no?- rió al ver su cara de asombro.- Bueno, los híbridos se curan más rápidamente que los humanos. Deberías saberlo. Seguramente, los otros de la pelea tardarán bastante más que tu en ir a por ellos... ¿No crees?- le sonrió, alegre. Aunque ojalá pudiera curarse a ella misma.

Miranda Drake. escribió:Miranda rió.

-Soy un ángel, sé perfectamene que quieres que te cure...- sonrió. Colocó la mano buena encima del morado de la barbilla.- Quédate quieto...- utilizando... Bueno, ella nunco supo que, empezó a curarlo lentamente. Miranda notaba como algo salía de ella, pero no era para tanto. El morado estuvo curado en poco tiempo.- ¿Te duele? Por que ahora toca la mejilla.

((Ahora dime si lo sabía o no ))

Dominic frunció el ceño. Él nunca le había dicho que sabía que era un ángel, es más, hasta que no le dijo de curarle, no lo supo. Se rió.
-Creo que te equivocas. Fuiste tú la que me dijiste que eras un ángel.- Sonrió de lado. No podía ocultar que era híbrido, pero sí que su otra mitad era demoníaca.

((me refiero a que después de que ella le diga: soy un ángel, él no dice nada suyo ))

-Bueno, eso no cambia lo que eres. La verdad, siempre habéis despertado mi curiosidad. No te ofendas.- dijo, alzando la mano buena.- Pero sois tan complejos... Si no e indiscreción... ¿Que eran tus padres?